Las figuras y tipos
En Ezequiel 16: 9-10, nos habla del encuentro que tuvo el Señor con una niña que estaba desamparada. “Te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y te ungí con aceite; y te vestí con bordado, te calcé de tejón, te ceñí de lino y te cubrí de seda”.
La aplicación inicial de este pasaje está relacionada con el pueblo hebreo, cuando son hallados por el Señor en época de extrema pobreza, son prácticamente nómadas, no tienen donde vivir, son esclavos, pero aun así el Señor toma ese pueblo y lo lleva a la tierra prometida. Se toma la figura de esta mujer embellecida por la gracia y la misericordia de Dios, tanto en el primer pacto como en el nuevo testamento, el pueblo de Dios y la Iglesia son comparados con una mujer biológica, pero sabemos que la Iglesia es el cuerpo místico de Cristo.
¿Qué más dice Ezequiel?
A partir del verso 11 del capítulo 16: “Te atavié con adornos, y puse brazaletes en tus brazos y collar a tu cuello. Puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas y una hermosa diadema en tu cabeza”.
Si enumeramos las joyas que lleva esta hermosa mujer, hallamos algo sumamente interesante:
Brazaletes en sus brazos, uno en cada muñeca y uno en cada antebrazo, tendríamos cuatro brazaletes; collar a tu cuello; cinco joyas; una joya en tu nariz, seis joyas; y zarcillos en tus orejas; uno a cada lado completando ocho joyas; y una hermosa diadema en tu cabeza. Total nueve joyas.
El texto nos complementa diciendo en el verso 13: “Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de lino fino, seda y bordado; comiste flor de harina de trigo, miel y aceite, y fuiste hermoseada en extremo, prosperaste hasta llegar a reinar”. Una descripción magistral de cómo El Señor enriqueció al pueblo hebreo, como lo hizo famoso y poderoso a nivel mundial, marcó la diferencia, era el pueblo que tenía al Dios Único, las leyes más sorprendentes, el Dios que abre camino en el mar, que abre la roca en el desierto, el Señor que hace llover maná, el que les cubre con una nube en el día soleado y una columna de fuego en la noche a manera de calefacción para proteger a su pueblo. Cuarenta años de peregrinaje, no hubo enfermos, no hubo pies hinchados, los vestidos no envejecieron, llegaron a las orillas del Jordán, el Señor detuvo el río para que ellos cruzaran, rodearon a Jericó y los muros se cayeron milagrosamente. Ese es el Dios del pueblo elegido.
Pero qué bendición saber que ese es el Dios de la Iglesia, porque sabemos que hay un solo Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.
Dones y Ministerios para la Iglesia
Pero ¿Cuál es el punto? Si esa reina tenía nueve joyas, la iglesia también tiene nueve joyas internas que son las joyas de los dones del Espíritu Santo. 1 Corintios 12:7-8 dice: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría (uno); a otro, palabra de ciencia (dos) según el mismo Espíritu; a otro, fe (tres) por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidad por el mismo Espíritu (cuatro).A otro el hacer milagros (cinco); a otro profecía (seis); a otro, discernimiento de espíritus (siete); a otro, diversos géneros de lenguas (ocho); y a otro, interpretación de lenguas” (nueve). Total nueve dones, nueve joyas. Son las joyas con las cuales el Señor enriquece, adorna, embellece a su iglesia, y como ya lo anotamos anteriormente, no están limitados a un rango especial, sino para todo el cuerpo de creyentes.
Así como inicialmente comparamos la circulación de la sangre, esa sangre que está en la cabeza también circula por todo el cuerpo, el corazón la impulsa y así recorre todo el organismo, hasta los dedos más pequeños y el tejido capilar. ¿Qué hacemos con los dones espirituales? El dueño de los dones es Jesucristo que es la cabeza, pero se distribuyen en todo el cuerpo que es la iglesia. Dones, ministerios y operaciones. Entonces cada miembro tiene derecho a esa gran bendición que la hemos ignorado y no se nos ha enseñado ni motivado para cumplir esta misión.
El Señor a cada uno puso para cumplir un trabajo especial, dice a través del apóstol Pablo en 1 Corintios 12:28 “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas».
Esta es una información valiosísima, tenemos derecho pero surge una pregunta: ¿cómo manejarlos y qué prudencia debemos tener al saber que tenemos unos dones que el Señor nos ha regalado?
Cabe anotar que los dones no son para exhibirlos. Hay quienes se ufanan diciendo: “Yo tengo el don de la sanidad”, cuando haya alguien que El Señor no quiere sanar usted ora por él, sigue enfermo y usted sentiría avergonzado. Los dones no son para estarnos ufanando, ni para estar publicandolos, no son un prendedor de oro exhibido en la solapa de nuestra chaqueta. Los dones se llevan internamente y lo que va a aprobar que hay uno o más dones en uno de los creyentes son los resultados.
Muchos se preguntarán ¿cómo hago para saber que don me ha dado Dios? Sencillo, mire los resultados. Si el Señor lo puso como evangelista y usted está ganando muchas almas, su grupo está creciendo, permanecen y se convierten, ese es el sello del evangelista. Qué es un maestro, si las personas entienden la enseñanza, se edifican, corrigen sus errores, se perfeccionan, ahí ya se da por sentado que hay un don de maestría. Que tiene don de profecía, el Señor le da una profecía y se cumple, estos resultados hablan por sí solos. El problema es que muchos dicen tener un don en particular, tener un ministerio, pero no ven resultados por ningún lado. Así que lo que ocurre es que esa persona está ilusionada, está con un delirio, tiene un sofisma, hay algo que lleva dentro de sí como una fantasía, pero no corresponde a la realidad.
Si nos remitimos a Efesios el capítulo 4:11, la información es mucho más precisa, nos habla de dones, ministerios y operaciones. “Y él mismo constituyó a unos apóstoles; a otros profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” Total cinco ministerios básicos. A veces nos acomplejamos, decimos: yo no voy a ser un apóstol, un gran profeta, un evangelista, nos da terror pensar en algo así.
La Biblia habla de unos ministerios básicos, pero también hay unos ministerios intermedios: el que ayuda, el que reparte, el que hace misericordia, así que, hay para todos. Los perfiles de los ministerios básicos se pueden dar en muchos creyentes de acuerdo a lo que el Señor quiera, porque Él es Dios todopoderoso, Él es soberano, hace lo que se le ocurra, al fin, Él es el dueño de la iglesia. ¿Acaso no puede tener hoy apóstoles? Un apóstol es el que pone la base, el que abre la brecha, que va a Nueva Guinea, Nueva Zelanda, a una provincia lejana. Pablo decía: Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Esa persona está haciendo un apostolado, porque está poniendo la piedra principal y otros edificarán encima. ¿Cómo se conoce que Dios lo envió como apóstol? Pablo discutía con los corintios y él les dijo: Para otros no soy apóstol. Tenía sus enemigos, había personas que no reconocían el ministerio de Pablo, pero cuando se dirige a los corintios les dice: Más para vosotros ciertamente lo soy, porque el sello de mi apostolado sois vosotros. Porque la gente se convirtió, recibió el Espíritu Santo, fueron bautizados, perseveraban en la iglesia así hubiesen muchos problemas como los que había en Corinto, pero ahí estaba el sello del apostolado, con esto tenemos una idea de cómo el Señor si respalda a quienes ha llamado y dotado de un ministerio en particular.
Usted escoge y busca el perfil. ¿A quién me parezco, al apóstol, al profeta, al evangelista, al pastor, al maestro?
Hay organizaciones que prefieren reconocer de manera única y exclusiva el ministerio pastoral. Eso es muy respetable y de hecho el pastor es una figura central, es el eje central en la administración de una congregación, pero no significa que ese sea el único ministerio, está el evangelista, está el maestro, puede levantarse un gran profeta o un gran apóstol. Cada grupo, cada iglesia tiene una manera particular de leer, interpretar y aplicar esto de los ministerios, pero quiera el Señor que al oír y analizar esto a la luz de la Biblia, muchas personas se animen para disfrutar de esta bendición.
¿Para qué son los ministerios?
El versículo 12 de Efesios 4, nos da una luz muy importante, ¿para qué son los ministerios? “A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.
Esto es algo muy claro y muy directo. Los ministerios sirven para perfeccionar a los santos, no hay duda como sabemos hace rato, que el Señor es el Alfarero Divino. El alfarero moldea el barro, pule la vasija que va a ser utilizada para múltiples oficios a futuro, primero el alfarero debe amasar el barro, pulirlo, quitarle la arena, meterla en el horno. Así mismo, el Señor está puliendo a la Iglesia, Dios es espíritu, de hecho un espíritu no tiene manos, pero hay una mano ministerial, es decir los cinco ministerios, de esa manera perfecciona a los santos para la obra del ministerio, todo se reproduce según su especie. Un evangelista produce evangelistas; un pastor debe producir pastores; el maestro debe producir maestros y las ovejas deben producir ovejas, por ignorar esto y no tener claro los deberes cristianos, no se tiene en cuenta que son las ovejas las que deben reproducirse, ellas deben evangelizar al vecino, la vecina, al compañero de trabajo y se reproducen entre ellas, la labor del pastor es alimentar el rebaño, cuidarlo.
A veces el pastor tiene que ser de reproductor de ovejas, el médico de las ovejas, el que exhorta, dirige, hace labores de albañilería, enfrentar mil situaciones, no dejan de ser admirables por ser personas polifacéticas y multifuncionales, pero los precios que se pagan son muy elevados porque viene el desgaste, la enfermedad y la persona, antes de lo previsto, tiene que dejar el ministerio por un agotamiento general. ¿Por qué no trabajar en equipo? Si yo golpeo una vasija con un solo dedo puedo tener algún efecto pero será pequeño, pero si golpeo con toda mi mano, el golpe será más contundente, el efecto será mayor. ¿Por qué golpear sólo con un ministerio cuando tenemos cinco ministerios básicos, cuando hay una cantidad de oficios intermedios? así derribaremos más fácil la pared de incredulidad al evangelio de Cristo.